Tabakman publica en Medscape una sucinta revisión sobre este cuadro, consistente en un trastorno alucinatorio paroxístico con manifestaciones en la percepción visual y que debe su nombre al famoso libro de Lewis Carroll. Como le sucede al personaje del cuento, los menos de 200 casos notificados hasta la fecha en el mundo experimentan cambios en la percepción de las dimensiones corporales, macrosomatognosia o microsomatognosia. El cuadro es transitorio, varía de algunos minutos a más de un día y su fisiopatología es aún imprecisa, al igual que su correlación anatómica, si bien estudios recientes indican que el síndrome puede estar relacionado con ictus y zika.